martes, 30 de octubre de 2012

LOS CUENTOS DE INES: ESPECIAL HALLOWEEN



Una vez más tenía pensando escribir un relato corto sobre el día de difuntos, pero mi hija Inés se me ha adelantado con un cuento impactante. Debo advertirles que es una historia cargada de violencia y terror y puede herir las sensibilidades más delicadas. Tal y como lo contó, sin cambiar nada, está escrito. El dibujo es también obra suya y resulta curioso que, el tono del mismo, no coincida con el clímax del relato. Más bien parece el final de una representación y el saludo de los actores principales. Aquí les dejo con el relato y pasen un buen día de difuntos.



Os voy a contar un cuento que se llama "Escalofríos de hallowen":


Todo empezó en el campo.  De repente yo venía del trabajo recordando aquel monstruo, y entonces vi otra vez las pisadas,  oí algo que era como el rugido del monstruo, y entonces mire detrás de mi, y detrás de mí estaba el monstruo, que había cambiado. Había crecido y entonces  me tumbé y pensé que moriría para siempre, pero de repente me acordé que tenía algo en mi maleta, y antes de que me devorará  abrí la maleta, y entonces cogí mi espátula de los puñetazos, y le dí puñetazos sin parar y sin parar hasta que se reventó la cara, y me dio mucha risa, ja ja ja y entonces era mas tenebrosa la cara del monstruo, y usé otra vez la espátula de los puñetazos para reventarle todo el cuerpo, y entonces algo sintió mi corazón, y era que el monstruo podía transformarse, entonces aquella noche los árboles rugían pero no tenían miedo, corrí, corrí hasta mi casa y entonces mi casa había desaparecido, pero mi corazón siempre verá a mis hijos, y entonces recordé que se habían mudado al pueblo, y de repente fui al pueblo corriendo y corriendo, y vi a mi esposa y a mis hijos y dije a todo el mundo, corred viene un terrible monstruo, y entonces todos se asustaron y mi esposa dijo, cariño no tienes de que hablar, pero íbamos a comprar, pero viene un monstruo, pero tengo miedo. Que miedo. Y entonces dijo mi esposa, de acuerdo nos iremos a casa por lo menos hemos cenado.
Y entonces nos fuimos a dormir, y al día siguiente desapareció el monstruo, pero se que todavía está ahí...






jueves, 25 de octubre de 2012

SOMOS LOS PRIMEROS Y NO EXISTIÓ OTRA HUMANIDAD

Esas fueron las palabras exactas, "Somos los primeros y no existió otra humanidad", las que pronunció un amigo en común al Tirador Solitario, haciendo referencia a dos libros que éste atesoraba con gran estima, que no eran otros que "No somos los primeros" de Andrew Thomas y "Existió otra humanidad" de J.J. Benítez. Aquella afirmación absoluta, y no exenta de cierta sorna, forma parte del grupo de los que mantienen un escepticismo férreo ante cualquier hecho inexplicable y, más aún, cuando se emplean razonamientos que poco o nada tienen que ver con lo cotidiano. Negar lo aparentemente imposible y parapetarse en el conocimiento empírico es la trinchera de muchos y, aunque no estén errados, su pose de inmovilismo es a veces una compostura testaruda y sin sentido. Es el mismo pecado de los que ven en todas partes fenómenos paranormales, de los que creen ver un ovni escondido detrás de cualquier nube, de los que habitan entre fantasmas e, incluso, de los que creen que bajo su cama se esconde un duende de dormitorio. El Tirador y yo fuimos consumidores voraces de libros relacionados con la ufología y, sobre todo, con el estudio de los extraterrestres en la antigüedad, en un género también llamado "Realismo fantástico". Ávidos de toda esta fenomenología, leíamos cualquier libro de Peter Kolosimo, Däniken, Antonio Ribera o Andreas Faber- Kaiser que se pusiera a tiro. El tiempo ha pasado y mi entusiasmo ha remitido ubicándose en un lugar algo más prudente, algo que no le ha sucedido al amigo Tirador, que supongo mantiene intacto su poder de fascinación sobre el tema, tal y como lo atestigua una lámina enmarcada de un ovni que adorna con orgullo  un lugar privilegiado de su despacho.


Todo esto viene a cuento porque, hace unos días, repasaba un libro de la Fundación Anomalía, "Diccionario temático de ufología", en el que se hace un repaso por orden alfabético de todos los fenómenos relacionados con el tema que nos ocupa. Tal Fundación trata de explicar de forma razonable todos los incidentes que han tenido que ver con los ovnis y que han tenido cierta repercusión mediática. Tanto se quiere aplicar la razón a toda la casuística, que, al final, se ha desvirtuado, transformando cualquier avistamiento o contacto en toda una suerte de fenómenos atmosféricos, mentiras y problemas de carácter psicológico. A fuerza de ser racional se ha enviado al exilio cualquier duda razonable, por no decir ya que se ha arrebatado la magia de tan fascinante fenómeno. Lo que me llamó poderosamente la atención fue el tratamiento que se le otorgaba a un caso en concreto, como fue el conocido como "El incidente de Manises".


El 11 de noviembre de 1979 la tripulación de un avión Supercaravelle, con 109 pasajeros, de la compañía TAE procedente de Austria y con escala en Mallorca, avistó una extraña formación de luces de color rojo que se aproximaba peligrosamente, hasta el punto de suponer un claro riesgo de colisión. En la torre de control de Barcelona no se detecta ningún tráfico aéreo, ni tampoco el radar militar de Torrejón de Ardoz, que, ante la supuesta amenaza, envía a un Mirage F-1  de la base de Los Llanos (Albacete). Localizado el extraño objeto, el caza inicia una persecución y, con interferencias en las comunicaciones y diversos fallos, no consigue darle alcance. Tras más de una hora de persecución, el Mirage se queda sin combustible y no tiene otra alternativa que volver a su base de operaciones. Entre tanto, el avión de pasajeros y ante el peligro de colisión, decide realizar un aterrizaje de emergencia en el aeropuerto de Manises (Valencia).

Refinería de Escombreras

La explicación oficial no pudo ser más desalentadora, justificando el incidente por una confusión ocasionada por "estímulos astronómicos", problemas psicológicos  del comandante del Supercaravelle  y, finalmente, por una deformación visual de la refinería de Escombreras. No obstante, el asunto adquirió cierta relevancia cuando incluso el diputado socialista Enrique Múgica elevó en 1980 una pregunta parlamentaria al gobierno, que supongo quedaría disuelta entre la vorágine de la política cotidiana. J.J. Benítez escribió un libro titulado "Incidente en Manises", muy documentado y, en cierta medida, bastante divertido, sobre todo por los adornos literarios habituales del afamado escritor de "Caballo de Troya". No sería lógico esperar  que se diera un comunicado oficial que indicase que, los incidentes acaecidos aquel 11 de noviembre del 79, fueran fruto del contacto con una nave tripulada por extraterrestres. Y no lo sería, porque es imposible de demostrar. Pero, de tal consideración, a las explicaciones ofrecidas dista un abismo insalvable. Ya es bastante poco tranquilizador que, las manos que pilotan un avión de pasajeros, correspondan a un individuo con problemas psicológicos y que confunde la refinería de Escombreras con un objeto volador que navega a su encuentro. Me parece, entre otras cosas, que, por el simple hecho de no querer admitir que el incidente tuvo lugar de forma fehaciente, pero sin una explicación contrastada, se cargue contra el comandante de la nave, tachándole, sin paliativos, de incompetente. Tampoco sale muy bien parado el piloto del Mirage, que con su experiencia profesional estuvo persiguiendo un estímulo astronómico. Menos mal que no se trataba de una situación extrema, porque, de lo contrario, hubiéramos asistido al ataque y destrucción de la refinería cartagenera.


Este tipo de conducta tan pusilánime y tan innecesaria, me recuerda a otro incidente con resultados más trágicos pero con explicaciones igual de estúpidas. Una tarde del 7 de enero de 1948, los habitantes de una zona residencial de Kentucky, dieron aviso a las autoridades del avistamiento de un extraño objeto en el cielo. La torre de control de Godman no tenía registrado ningún vuelo e informó a un caza F-51 Mustang, pilotado por el capitán Thomas Mantell, que procediera a la identificación del misterioso objeto. En el acto se inició una persecución que llevó al avión a realizar una maniobra muy peligrosa, pues así se consideraba rebasar los 4500 metros sin mascarilla de oxígeno, perdiendo las comunicaciones con tierra. A las 15,00 horas el supuesto ovni desapareció. Unos minutos más tarde el Mustang del capitán Mantell caía en picado, estrellándose contra el suelo mortalmente. La explicación oficial no podía ser más hilarante: el piloto de caza había muerto inútilmente persiguiendo al planeta Venus. Menudos profesionales son quienes no identifican ni al lucero del alba.

En 1966 la Universidad de Colorado inició un proyecto de investigación del fenómeno ovni. Tras la inquietud de algunos científicos civiles y la relativa alarma sobre la población, se requirió al físico Edward U. Condon para que estudiase toda la casuística acumulada y pudiera dar algo de luz a tan delicado asunto. Pero el reconocido científico pronto demostró cuales eran sus verdaderas intenciones y, después de tres meses de investigación y un presupuesto dilapidado de 250.000 dólares, manifestó lo siguiente:
"En mi opinión, el Gobierno debe zafarse cuanto antes de este asunto. El esfuerzo el baldío, aunque en teoría aún me faltan doce meses para alcanzar una conclusión. Como mucho, el estudio de los ovnis podría revestir interés para los meteorólogos."
Eso no le impidió solicitar una nueva partida de 250.000 dólares más, con la que pudo finalizar el estudio de forma bastante decepcionante con la frase lapidaria de, "Nuestra conclusión general es que en los últimos 21 años nada se ha obtenido del estudio de los ovnis que haya ampliado el conocimiento científico." Pero, como hecho inquietante siempre quedará ese tercio, de los 91 casos analizados, que no tuvieron explicación.
Para terminar les dejo un chiste sobre el Proyecto Colorado y su máximo responsable, Edward U. Condon, que resume a la perfección lo aquí expresado. Y recuerden, vigilen los cielos, nunca se sabe...

La imagen muestra al Dr. Edward U. Condon, físico nuclear y director de la comisión, siendo abducido por dos extraterrestres. Mientras, sus colegas científicos gritan: "¡Tranquilo, Dr. Condon! ¡Dígales simplemente que no cree en ellos!". Igualmente, en la esquina inferior izquierda, un pequeño científico le dice a un pingüino: "No dejes que esto se sepa… ¡podría arruinar nuestras conclusiones!" (Imagen: Patrick Oliphant en The Denver Post, 1967)



lunes, 22 de octubre de 2012

50 AÑOS DE CHICAS BOND



Nunca he sido un entusiasta del personaje creado por Ian Fleming en 1952, exceptuando "Casino Royale" del 2006, pero, en virtud de esos 50 años del primer James Bond, no me gustaría pasar, tan celebrado aniversario, sin dar cuenta de las chicas que han aparecido a lo largo de toda su filmografía.

URSULA ANDRESS (AGENTE 007 CONTRA EL DR.NO-1962)

DANIELA BIANCHI (DESDE RUSIA CON AMOR-1963)

SHIRLEY EATON (JAMES BOND CONTRA GOLDFINGER-1964)

CLAUDINE AUGER (OPERACION TRUENO-1965)

AKIKA WAKABAYASHI (SOLO SE VIVE DOS VECES-1967)

 JACQUELINE BISSET (CASINO ROYALE-1967)

DIANA RIGG (007 AL SERVICIO SECRETO DE SU MAJESTAD-1969)

 
JILL ST. JOHN (DIAMANTES PARA LA ETERNIDAD-1971)

JANE SEYMOUR (VIVE Y DEJA MORIR-1973)

BRITT EKLAND (EL HOMBRE DE LA PISTOLA DE ORO-1974)

BARBARA BACH (LA ESPIA QUE ME AMÓ-1977)

 CORINNE CLERY (MOONRAKER-1979)

 
CAROLE BOUQUET (SOLO PARA SUS OJOS-1981)

MAUD ADAMS (OCTOPUSSY-1983)

 KIN BASINGER (NUNCA DIGAS NUNCA JAMAS-1983)

GRACE JONES (PANORAMA PARA MATAR-1985)

MARYAM D´ABO (007: ALTA TENSION-1987)

CAREY LOWELL (LICENCIA PARA MATAR-1989)

 FAMKE JANSSEN (GOLDENEYE-1995)

MICHELLE YEOH (EL MAÑANA NUNCA MUERE-1997)

SOPHIE MARCEAU (EL MUNDO NUNCA ES SUFICIENTE-1999)

HALLE BERRY (MUERE OTRO DIA-2002)

EVA GREEN (CASINO ROYALE-2006)

OLGA KURYLENKO (QUANTUM OF SOLACE-2008)

BÉRÉNICE MARLOHE (SYFALL-2012)




jueves, 18 de octubre de 2012

ENTRE LEOPOLDADAS Y EMPRESARIOS CIRCULARES

Leopoldo Abadía se ha convertido en todo un referente periodístico a la hora de desvelar las entrañas de la crisis que nos asola. Su forma de explicar la economía y de aportar soluciones se ha hecho muy popular y le ha reportado un éxito probablemente inesperado. Sus opiniones, en algunas ocasiones, están cargadas de razón y de algo tan poco común como el sentido común.  En otras, en cambio, demuestra cierto regusto por la radicalidad más recalcitrante con sentencias poco acertadas.
Hace algunos días apareció en el programa matinal "Espejo Público" de Antena 3, cosa bastante habitual ultimamente, y a las preguntas que le formuló Susana Griso contestó con alguna inapropiada reflexión. Argumentó, referente a las movilizaciones frente al Parlamento, que él no le daría trabajo a alguien que portara una pancarta con el lema "Queremos trabajo", porque un empresario no se va a poner a su disposición invirtiendo capital para conseguir ese deseo. Esto significa que, aquel artículo de algo que se llama Constitución, es un adorno legal simbólico y promulgado de cara a la galería, sin ninguna intención de llevarse a cabo.

 1. Todos los españoles tienen el deber de trabajar y el derecho al trabajo, a la libre elección de profesión u oficio, a la promoción a través del trabajo y a una remuneración suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia, sin que en ningún caso pueda hacerse discriminación por razón de sexo.


El señor Abadía debe pensar, de la misma manera, que el empresariado español es una especie de ONG que arriesga esfuerzo y capital con el único afán de dar empleo al prójimo. Que su intención no es tener beneficios, sino el simple y generoso sentimiento de dar, sin recibir nada a cambio. Debe ser también de la opinión de que el trabajo realizado por un asalariado no aporta nada al empresario, que es una relación espiritual, una simbiosis inocua de placeres sublimes y nada materiales. Estoy convencido de que la inmensa mayoría de las empresas existen con el único propósito de ganar dinero y no para dar trabajo. Igualmente creo que, lógicamente, la finalidad de cualquier trabajador no es contribuir a la riqueza del empresario, sino la de ganarse la vida de forma digna. Que se beneficien mutuamente es solamente una conclusión evidente y razonable. Una prueba fundamental de la bonhomía de los generadores de empleo, se resume en las conclusiones a las que ha llegado el Círculo de Empresarios para evitar el rescate de España y que son:

Reformar las pensiones anticipando el retraso de la jubilación y adecuando el cálculo de la prestación a la vida laboral; reformar las prestaciones por desempleo ligándolas más a la aceptación de ofertas de empleo y mejorando la lucha contra el fraude en el desempleo; y reducir la masa salarial de los empleados públicos, entre otras cosas.

Se echa de menos que, tan magnánimo sector de nuestra economía, sea capaz de contribuir con parte de sus beneficios, que en muchas grandes empresas es cuantioso, y de tal manera arrimar el hombro junto a los que se les ha mermado ya bastante en su día a día. Es tan absolutamente ruin y nefasto hacer recaer sobre funcionarios, pensionistas y parados el peso de las soluciones económicas, como igualmente deshonesto el no plantearse, ni tan siquiera, un gesto de generosidad con un país que navega en una deriva tan incierta como funesta. Existe un miedo cerval cuando se trata de enfrentarse al mundo empresarial , como si se tratara de una figura de cristal de una fragilidad enfermiza, algo que no conviene ni rozar, porque son los que generan trabajo y no conviene contrariarles. Si hay que contribuir a la salida de la crisis, que cada sector aporte su particular sacrificio, económicamente trabajadores y empresarios, incluida la banca, tan diligente a la hora de pedir y tan perezosa a la hora de dar, sumándose las clases políticas con aportaciones a partes iguales de honradez y competencia. Y cuando hablo de empresas no me refiero a las que sobreviven a duras penas, sino a las que obtienen pingües beneficios, que haberlas haylas. Además, da la sensación de que el referido Circulo de Empresarios ignora que, si existe menos poder adquisitivo entre los afectados por los recortes, se está cercenando a la posible clientela de sus productos y servicios.


Sobre un asunto de actualidad, como es la fuga de mano de obra española al extranjero, que afecta principlamente a los jóvenes con talento pero sin salida en nuestro país, Abadía se mostró entusiasmado, no encontrando ningún factor negativo en semejante fuga de cerebros. Es irrebatible que, ante la situación económica de nuestro país, aquellos profesionales sin futuro laboral, especializados en diversas materias, no tengan más remedio que desarrollar su actividad profesional en el exterior. Eso es una realidad irrefutable, pero, de ahí a considerarlo con tanta jovialidad, hay todo un abismo. Es un consuelo pero nunca un éxito, para un país, prescindir de una generación de jóvenes preparados a causa de la inexistente infraestructura laboral y por la dejadez de una sociedad que no ha creado los cimientos de un tejido empresarial con futuro. Con opiniones así quien necesita expertos.

 

martes, 16 de octubre de 2012

LA CAJA DE PANDORA-MAD DOCTORS

Una vez más La caja de Pandora, de la mano sabia de Crowley, nos trae un nuevo número de su ejemplar revista que, esta vez, nos lleva de la mano al apasionante mundo de los Mad Doctors. Servidor de ustedes ha tenido el placer de escribir un artículo sobre el tema con el título de "Científicos de cine. El fatalismo del destino", que espero haya estado al nivel del restos de los colaboradores. El trabajo, que supongo requiere tan profesional puesta a punto, con una espléndida labor editorial, unida a los brillantes textos que la acompañan, merecería una edición impresa, algo que se pueda palpar con los dedos, el ancestral gusto por sentir el  papel escrito. Entiendo que puede parecer una contradicción para quien escribe un blog, pero ya me gustaría que lo que les cuento aquí apareciera publicado en papel. Nostálgico que es uno.


Para acceder:

La caja de Pandora-Mad Doctors




jueves, 11 de octubre de 2012

EL ECCE HOMO RESTAURADO EN BORJA YA APARECIA EN UN CUADRO DEL SIGLO XVI


Poco imaginaba la restauradora amateur Cecilia Giménez que, cuando iniciaba su labor de devolver el esplendor al Ecce homo del siglo XIX, en realidad estaba invocando a un personaje que ya aparecía en el año 1559, en el cuadro "Los proverbios flamencos", obra del pintor Pieter Brueghel el Viejo. Hace unos días, repasando un libro de obras maestras de la pintura europea, me tropecé con este óleo del maestro flamenco y, el detalle que nos ocupa, me dejó perplejo. La pintura representa simbólicamente una serie de proverbios muy en boga en la época y, en el trabajo pictórico al que hacemos referencia, se han identificado aproximadamente unos cien. La figura que ha motivado semejante coincidencia representa el proverbio "Jugar en la picota", que viene a significar "Llamar la atención sobre los actos vergonzosos de alguien". Como ven todo cuadra, tanto el personaje protagonista como todo lo que ha rodeado a tan chusca restauración.


Aunque el personaje no está aún definido en la obra de Cecilia Giménez y le falta rasgos por concretar, la boca y algún detalle del rostro que le dote de cierta expresividad, es evidente que el resultado final se parecería mucho al sujeto del óleo de Brueghel, que nos muestra un gesto de sorpresa mientras toca una viola de arco o algún instrumento parecido. Puede que su mueca adivinase que el futuro le daría una oportunidad inesperada, una fama que ni podría imaginar en el mejor de sus sueños.



lunes, 8 de octubre de 2012

GRUPO 7


Algo intangible me sucede últimamente con cierto tipo de propuestas, que, independientemente de su calidad, parecen que parten con el beneplácito del público, que utilizando aquello tan eficiente, y en cierta medida sabio proceder, del boca a boca, configuran una determinada película hasta convertirla en algo más que un simple ejercicio de entretenimiento banal. "Grupo 7" comenzó de puntillas, sin apenas demasiado ruido y se ha ido componiendo como un proyecto de más entidad y vigor de lo que a simple vista podría parecernos. Mi interés fue creciendo conforme el film de Alberto Rodríguez iba cosechando tan buenas críticas como opiniones. Parecía una propuesta interesante y el argumento no carecía de interés. Un grupo de policías limpiando las calles de Sevilla de delincuentes ante el acontecimiento de la Expo del 92, parecía un buen punto de partida.


Como siempre, advierto al lector que aún no la haya visto que, a partir de ahora, puedo desvelar partes del argumento que darían al traste con el factor sorpresa, si es que la película fuera capaz de atesorar tal virtud, cosa que dudo bastante. El comienzo no es malo, pleno de acción y bien filmado nos traslada por los tejados de la ciudad de Sevilla en una persecución bastante decente, salpicada de violencia y mamporros policiales. Después un momento de relajo, de introspección, de vida cotidiana de los protagonistas. El esquema de hostias-persecuciones, seguido de sosegada reflexión se repite constantemente. La acción deja de ser interesante y se convierte en una repetición machacona  de violencia, consistente en sacudir con energía inusitada a los chorizos y quinquis, de redadas de alijos de droga en sus perfectos paquetes rectangulares encontrados sin  demasiada dificultad. Si los grises del franquismo repartían leña sin reparo, los componentes del Grupo 7 no se quedan atrás y dan más estopa que Mazinger Z a uno de los brutos mecánicos del Doctor Infierno. De tal forma queda configurado tan estereotipado grupo de policías, que parecería una perfecta comparsa de imitadores de Harry el sucio.

El problema fundamental es que no existe una trama mínimamente elaborada, todo queda relegado a la repetitiva actividad de la presión policial, tan mecánica que aporta nula convicción a la historia que pretende contar. Tema aparte serían los momentos en que la acción deja paso a una mortecina y aburrida constatación de las vidas privadas de los protagonistas, sin interés y que en lugar de ofrecer profundidad a los personajes no logra más que indiferencia latente. Existe otro aspecto elaborado torpemente y es el referente al transcurso del tiempo, de los años en los que sucede la historia, tan mal planificado que parece que contiene tan sólo el paso de unas cuantas semanas, a pesar de los insertos del progreso de las obras de la Expo del 92. Tal problema queda patente en la evolución del personaje interpretado por Mario Casas, que al principio del film aparece como un novato timorato falto de experiencia, y a los pocos minutos se ha transformado en un tipo brutal, capaz de sacudir la cabeza del traficante de turno con un martillo. Su relación con el veterano del grupo, Antonio de la Torre, podría sugerir un aprendizaje al uso o, en otro sentido, lo que se ha llamado como "quijotización de Sancho", que no es otra cosa que la superación del maestro. Pero aquí no ocurre semejante proceso, aparte de la falsa empatía entre ambos personajes, tan incomunicados como dos muros de piedra paralelos. 

En cuanto a los actores, existe el criterio generalizado de que Mario Casas es un lastre, mientras Antonio de la Torre realiza un trabajo magnífico. Es cierto que el primero no es un actor aún demasiado potente y, en esta película, su papel no le acompaña en absoluto. Es un traje que no le viene a la medida y que probablemente merecía un actor de más fuste. Antonio de la Torre navega en todo el metraje con el automatismo de una estatua de mármol. La colocan en distintos escenarios y sigue siendo una estatua. Sus escasos diálogos y su rostro serio no convierten su actuación en magistral. Empleando su pose como coartada de la contención o la economía gestual no es suficiente para obtener tan desproporcionados méritos. En una escena de la película Mario Casas ayuda a de la Torre a llegar a su casa, se supone que por la ingesta de alcohol, aunque más bien parece que la tan cacareada economía gestual le impide ni tan siquiera andar. Por encima de ambos protagonistas están tanto Joaquín Núñez, el policía entrado en kilos, y Estefanía de los Santos, la prostituta traficante "La caoba". Tanto su relación de amor y odio como sus actuaciones merecen cierta consideración. Otro aspecto a resaltar es la dificultad de entender los diálogos, cimentada en la deficiente capacidad de vocalizar en muchos de los actores, especialmente en Mario Casas, que necesitaría ser subtitulado.

El intento de introducir un malo al uso en la historia no cuaja con demasiada fortuna, quizás porque queda a medio camino entre un figurante y alguien que merecía más peso argumental. No cuadra demasiado la trayectoria del personaje, y tanto la escena de la humillación del Grupo 7, por parte de una tribu de parias y traficantes, como la venganza final no ayudan en exceso a consolidar semejante perfil. Sin embargo, es todo un acierto el escenario de un bar con ínfulas de templo religioso, cargado de adornos, de flores y figuras cofrades, toda una suerte de imaginería visual que representa a la perfección la identidad de una ciudad.

Estoy seguro que la opinión que tengo sobre "Grupo 7", expuesta en esta entrada, no será del agrado de muchos que la consideran una película notable. De hecho, en la conocida web FilmAffinity la nota más baja que alcanza es la de cinco estrellas, algo no carente de méritos, para un lugar en donde "Centauros del desierto" ha sido capaz de obtener en algunas críticas tan sólo dos. Entiendo que el film de Alberto Rodríguez tiene muchas buenas intenciones, pero, en mi humilde opinión, mantiene una carencia de riqueza argumental más que evidente. Pero como bien decía al principio, algo intangible me sucede ultimamente. Será que me invade un inconformismo recalcitrante y, desde luego, subjetivo.